viernes, septiembre 20

Pietrasanta, la pequeña localidad italiana que Fernando Botero eligió como refugio vital y artístico, no quiso despedirlo, sino que en su lugar dio la bienvenida al «reposo final» del artista colombiano, cuyas cenizas reposan desde hoy en este rincón de la Toscana junto a las de su esposa, Sophia Vari.

«Desde hoy quien visite el cementerio podrá acariciar la lámina de mármol blanco de Carrara que dirá sencillamente: ‘Fernando Botero, pintor y escultor’, como él quiso ser recordado», explicó su hija Lina entre lágrimas durante el funeral celebrado en el Duomo de San Martino.

Tras el funeral de Estado celebrado en Colombia, el de hoy fue el último adiós de los vecinos de esta localidad a su ciudadano ilustre, condecorado con ese título en 2001, aunque tratado siempre «como uno más».

«Pietrasanta fue un lugar muy importante para mi padre, es el lugar que eligió para su reposo final», señaló a EFE Lina Botero.

De hecho, Alessandro De Santi, amigo de Botero, se negó a dar un discurso de despedida al emblemático artista, fallecido el pasado 15 de septiembre a los 91 años.

«No podemos decir adiós»

«Querido Fernando, tú y Sophia habéis elegido nuestra tierra para reposar para siempre y por eso ahora no podemos decir adiós, quizás un ‘bienvenidos’», refirió ante un público emocionado que, antes de entrar en el templo, recorrió las calles de la ciudad en un cortejo fúnebre.

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